Puerto Rico es el hogar de una comunidad vibrante que ha mantenido viva su cultura en los Estados Unidos a pesar de que la isla sigue siendo un territorio estadounidense no incorporado. Su gente es una de las más orgullosas y hospitalarias del mundo. Las banderas puertorriqueñas en sus zapatillas, joyas, teléfonos inteligentes, mamelucos y automóviles son un recordatorio constante de su tierra natal. Y está totalmente justificado: 400 años de colonialismo bajo España y luego Estados Unidos significan que hay mucho de qué enorgullecerse.
Los puertorriqueños que viven en Estados Unidos tienen una larga tradición de compromiso y activismo cívico. Han estado a la vanguardia de la lucha por los derechos civiles, contra la discriminación y la opresión, contra los perfiles raciales y por la autodeterminación. En la década de 1970, los puertorriqueños fundaron la escuela secundaria Pedro Albizu Campos, crearon el Centro Cultural Puertorriqueño, lucharon contra la esterilización y la brutalidad policial en Humboldt Park y participaron en el primer Desfile del Día del Pueblo Puertorriqueño en el Madison Square Garden.
El Instituto Somos Boricuas utiliza el ejemplo de la migración puertorriqueña a los Estados Unidos continentales para explorar cuestiones clave de humanidades, como por ejemplo, ¿cómo las experiencias y luchas de los migrantes moldean y transforman las culturas? ¿Qué roles juegan las tradiciones culturales y las artes expresivas en la forma en que las comunidades de migrantes forjan identidades en sus nuevos hogares y mantienen conexiones con sus lugares de origen? Abordamos estas preguntas a través de conferencias invitadas, talleres, actividades prácticas y excursiones. arte